Florencia Di Giovanni


Mi historia

Soy Licenciada en Psicología egresada de la Universidad de la República.

Actualmente, me encuentro especializada en la terapia cognitivo - conductual. En paralelo, me encuentro formándome en un Máster en Dirección de Recursos Humanos que me permite ampliar mi espectro como profesional del consultorio a la psicología del trabajo y las organizaciones.

Desde muy pequeña, sabía que quería dedicarme a una profesión que con la misma, pudiera hacer sentir bien a un otro. Por supuesto no sabía que de adulto me convertiría en lo que hoy me define como persona y como profesional.

Los inicios de este camino, comenzaron ya desde la influencia de familiares que fueron pilares en mi vida. Mi madre, quién se dedicó toda su vida al estudio de la Medicina, me enseñó el valor de la dedicación al estudio y sobre todo, me contagió ese querer ejercer con pasión y con amor. Durante mis años de infancia, vi cómo a cada paciente le dedicaba largas horas y días de trabajo. Quien conoce el ámbito de la salud en Uruguay, sabe lo sacrificado que es y que para dedicarte al mismo, te tiene que gustar de verdad.

Conforme iba creciendo, me iba dando cuenta que mi ámbito predilecto era el de la Salud.

Cuando inicie secundaria, estaba bastante decidida a dedicarme a la Medicina, sin embargo, no terminaba de encontrar mi lugar en ella. Por lo que prioricé una carrera que estuviera ligada al ámbito de la misma pero donde mi esencia no se perdiera. Mi forma de ser, sumado a mis gustos por la comprensión de la mente humana, fomentaron mi ingreso a la Facultad de Psicología.

Al ingresar a Facultad, mi pasaje por la misma fue relativamente rápido. Tenía mis objetivos claros y sabía que dando todo iba a llegar al final del camino. Debo reconocer que me facilitó la marcada vocación que tengo; así como ser una persona que si se pone un objetivo trata de llegar al final de la meta.

De la facultad me llevé grandes recuerdos, algunos muy buenos y otros un poco frustrantes, pero eso es la vida ¿no? Por encima de todas las cosas que me dejó, me enseñó a tener paciencia y resiliencia. La Facultad no es una institución fácil de transitar, sin embargo, hoy soy la profesional que soy, gracias a ella.

Presenta grandes desafíos y se debe estudiar mucho, pero sobre todo tiene docentes que me enseñaron más allá de sólidos conocimientos, una perspectiva de respeto y cuidado por el otro. Cosa no menor, ya que, lamentablemente, la salud en nuestro país posee la costumbre de colocar al paciente en un lugar de inferioridad, de “patologizar” al otro, cuando en realidad somos nosotros los que debemos adecuarnos a las demandas del paciente y la familia.

Brindamos un servicio bajo el cual considero que debemos manejarlo con la responsabilidad que el mismo conlleva, eso implica ser mucho más que aplicadores de técnicas / tests o elaborar diagnósticos. Lo que marca la diferencia con este último aspecto, tiene que ver con el tipo de servicio que se quiere brindar.

Cuando se apunta a calidad por encima de cantidad, el trabajo llega solo. Generalmente trato de no definirme como buena o mala profesional, eso dejo que lo decidan mis pacientes, pero si tengo muy en claro el tipo de trabajo al que apunto y que me gusta ejercer. Los conocimientos sólidos te los da la formación académica, la parte cálida y humana que cada uno le pone a lo que hace, es responsabilidad de uno mismo.

Como profesional, siempre me interesó trabajar de una manera que me diferenciara de lo demás. Cuando comenzas a tener contacto con el campo de trabajo te das cuenta que existen tantas formas de ejercer una profesión como profesionales formados en la misma. Sin embargo, considero que uno debe estar constantemente preguntándose “¿para qué estudie esto?” Ese componente tan importante que yo le llamo la esencia de una profesión, es lo que trato de mantener siempre presente.

Mi objetivo siempre fue fomentar el ejercicio de una profesión de equidad, de lealtad y fidelidad con el paciente así como el compromiso y la ética que son infaltables. Creo fielmente en que para que los resultados de una terapia sean exitosos, la relación terapeuta-paciente debe crearse sobre la base de un vínculo de confianza y reciprocidad. Me encanta que mis pacientes pregunten, que aprendan sobre Psicología y yo también aprender de ellos. Se podría decir que es una Psicología bastante pedagógica, donde me mantengo en la misma línea que mis pacientes.

Considero que cuando alguien demanda nuestro trabajo, es porque tiene situaciones bajo las cuales posee la necesidad de ayuda de un otro, eso ya te coloca en una situación de vulnerabilidad, es por ello que me encanta que los sujetos generen una relación conmigo que les produzca seguridad.

Hoy en día creo que el trabajo más difícil de un Psicólogo, es el trabajo consigo mismo. Cuando logras internalizar tu trabajo y haces una labor contigo mismo, es cuando llega el momento de tratar con los demás. Siempre digo que intentar comprender y descifrar cómo los demás interpretan una realidad que puede ser totalmente diferente a la tuya es un desafío enorme, creo en que se puede lograr, si primero uno hace el trabajo consigo mismo. Desde este punto me paro para comprender a los demás, tratando de generar un espacio personalizado, adaptado a cada persona que llega, donde durante el tiempo que esté en la consulta, disfrute de ese lugar, que sienta como siempre digo “que ese es su lugar y su momento.”

He tenido la experiencia de ser parte de instituciones donde el propio sistema, por sus características particulares no deja lugar a esto último. Los procedimientos están estandarizados, te dicen con quién debes trabajar y cómo debes hacerlo, esto deja muy poco margen para poner tu impronta personal. Por supuesto tiene su lado positivo, como aprender a optimizar los tiempos y técnicas estructuradas que probablemente no fallen, así como el agradecimiento de todos aquellos pacientes que conoces a lo largo del camino; sin embargo, la clínica privada te da algo que otros sistemas nunca te van a poder dar, la libertad de diseñar tus propias estrategias y dejar tu propia huella en cada paciente que se atiende, eso es lo que me hace creer que voy por el camino correcto.